\"Este vuelo dura mil horas\". \"Ojalá me quedaran mil horas a tu lado\". Te deshiciste. No esperabas esa respuesta. Subíamos más enamorados que nunca. \"Es fuerte esto que sentimos\". Si. Tan fuerte que llegaba a doler. Dolor por las circunstancias. Por querernos bien. Por entendemos. Por vibrar juntos. Y no poder ser. Los días y noches pasadas grabados a fuego. Te vi acelerar. Te vi frenar. Me ilusioné. Me derrumbé. Las conversaciones. La piel. El fuego. Las fantasías. Negociar la hora del despertador. Reír. Descubrir. Admirarnos. No había plan. Dias de unión. De simplemente, ser. Confiar. Ese último desayuno. Mirada clavada en silencio. \"¿Qué hacemos con esto?.\"
Subimos a ese avión en un mar de emociones. Despegamos. Escenarios posibles. Dejarlo. \"Eso es un castigo, no puedes dar todo y luego quitario\". No hacer nada. Fluir le llaman.. No quiero fluir. Quiero seguir. Pero no es posible. Lágrimas. Muchas. También besos y ternura. Caricias a escondidas. Pasión controlada. Vueltas en todas las direcciones. No haremos nada. Veremos qué pasa. Aterrizamos.
Me abrazas con pasión en el aeropuerto. \"¿Tu sabes lo que te voy a echar de menos?\". Esa mirada. Quería dejarlo todo. Busquemos un vuelo. Huyamos. Exprimimos los últimos minutos. Que la maleta no llegue nunca. Llega. Unos minutos más. No salgamos aún. \"Te quiero\". \"Yo también, sabes que me cuesta mucho decirlo\". Significó el mundo esa frase. Salimos. Paramos. Abrazo infinito. Te veo marchar lo que me permiten mis lágrimas.
Ese vuelo de vuelta marcó el final. Nunca volvi a tenerte tan cerca. Nunca dejé de echarte de menos. Cada día. Sigo haciéndolo. Mucho más de lo que te cuento.