En el tiempo que demoro
intentando una poesía;
pude haber pegado cien ladrillos.
—Y cobraría.—
Siete horas proyectando isometría
para darle redondez
a la amorfidad de un insípido estribillo.
Quince días y hasta un mes
esperando una remesa
de adjetivos.
Y mucho más… si la propuesta
procura intervención de un eufemismo.
No hay ente en estas lides que usufructe de un centavo.
— No obstante—
Eruditos y esfinges
acusan comisión
de lenocinio [en la poesía]
Mientras en sus cúspides perciben
por una sola sílaba
cifras obscenas
—Por un dodecasílabo diez mil.
(Son más baratos por docena)
Y no es que mi yo ágrafo, objeta
el derecho universal que a otros lucra.
Si es que acaso la poesía se ha metido a puta.
¿Quiénes son los proxenetas?