Que silencio; dentro del mar la paz, conecto conmigo misma, con el todo.
Dicen que el que agua es el medio más cercano para conectar con dios
¿Qué sería entonces el agua si no diosa?
Madre risueña, sensible, bella y piadosa,
y sin embargo, es ella quien recibe los restos de la humanidad;
botellas, vasos, globos, platos, popotes, bolsas…
Una fiesta interminable de residuos asesinos que la habitan por nuestra culpa.
¿Cómo le pido perdón?
¿Con qué cara admiro y veo su magnificencia,
mientras la siento cubriendo mi rostro llevándose todo lo que no me gusta de mi,
si por dentro ella muere y agoniza?
En el fondo de ti una súplica, en tus entrañas el dolor.
No tengo forma de redimir ni de negar mi parte de esta cruel osadía
de hundir en ti todo aquello que me carcome y me lastima,
soy una pizca más del universo que indiferente
a desechado lo peor de lo que soy en ti.
Diosa mártir, con la herida abierta por nosotros,
derramando tu llanto negro en las orillas del mundo,
en un ultimo intento por expulsar el veneno de nuestros pecados.
No tenemos perdón, madre agua, la comodidad nos dio la ilusión
de un paraíso sin consecuencias y te creímos eterna,
pero en nuestras manos, hasta los dioses más sublimes sucumben y mueren…