Francisco 1987

En cada silencio, en cada conversación

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  • El esoterismo y sus origenes
 

es casi imposible rastrearlo

cada signo del zodiaco es

un conjunto de billones de estrellas

estrellas qué abarcan el cielo

de mi parque, de los reflejos 

de los pensamientos, de la imaginación más hermosa

y a la paz más compleja

porque las hojas de cada árbol se mecían dentro del corazón del mundo

los recuerdos empezaron a brotar 

más y más, y se venían las lágrimas y el llanto cada 2 o 3 minutos

y la bebita caminaba por la cuerda floja de la vida más sonriente y contenta...

¿Que mundo le dejamos a los niños?

¿Haremos cumplir las leyes y romper algunas reglas en la ciudad?

Cada Constelación es trillonigesimamente grande y compleja  y las estrellas se mueven y brillan y se expresan libres

Hoy estaba conversando con las dudas, con cada mendigo

con cada empresario, con cada negocio y cada idea nueva que brotaba de la mente/corazón...

Seguí caminando por calles qué desconocía, así en chancletas 

y con el presentimiento qué el caos de la vida me iba a regalar esa tarde cosas inefables, una vez mas

........ 

El espejismo de los corazones 

sus dualidades y sin razones 

y sus miedos y confusiones 

y su la fuerza de la guturalidad y los antepasados qué nos gritaban

qué nos susurraban las mentiras

más dolorosas impregnadas en el tiempo

y las verdades estaban ahí en cada flor

en cada banca 

en cada mirada casi eterna

en los desenlaces y nuevas historias

qué se escribían en el cielo de Río de Janeiro, de Jujuy, de las calles de Maracaibo, de las empedradas calles de Arequipa,

de las lágrimas de los hombres

qué habían embellecido el hornato

Desde hace mucho tiempo atrás... 

 

Muchos ya habían perdido la fé

pero la fé es no querer saber la verdad

es dejar que los muertos controlen los semáforos, es odiar el reflejo de los autos y las bocinas

es querer desaparecer para siempre el motor de las motocicletas..

Y ahí estaba la fuerza, la prestancia, las ideas, las verdades que aparecían fugaces desde el corazón del mundo

y del Universo más complejo 

qué nadie pueda imaginar.... 

 

Los rostros, las piernas, las axilas

las panzas, los cuellos, los amigos

qué llegaban y no veía desde ayer

los pantalones de todos los colores

los sombreros de todas las formas

los ventanales más hermosos

 los gritos de los locos más particulares y lindos de la ciudad... 

Y hay que sonreír y hay que soñar

y hay que hablar en voz alta (si quieres) 

y dejar que la locura se apodere de nosotros, 

con una pizca de sentido común

con unas gotas de lógica, 

qué bastan para regar el mundo entero durante toda la eternidad.... 

 

Y ahí va Richard, caminando dudoso

y esporádico 

lleno de preguntas y verdades

por las calles más sinuosas

doblando los tiempos y destruyendo 

las monedas de todas las épocas, 

encontré a mi amigo 

qué había llegado de todas las playas

de los mares de agúas turbias y cristalinas, de los dolores de las mujeres más viejas

y la esperanza de los niños 

por saber en que momento de la vida estábamos... 

Las estrellas más locas se acercaban a la Tierra a velocidades de vértigo 

y se alejaban cuando entrecerrabamos los ojos y los recuerdos

y el presente aparecían por todos lados... 

La información era inconmensurable 

los libros, páginas de Internet, sucesos, ideas, ideas descartadas

ideas nuevas, ideas que nacían del centro de los parques

de cada corazón insignificante de hormiga

de su trabajo y su ira por saber que estaba pasando... 

 

Y los mendigos sufrían por nosotros

y por perder el tiempo de tal manera

qué sus cuerpos se achicaban 

y temían vernos a los ojos

para no robarnos la fortuna del alma

ni nuestros sueños más inefables... 

 

Da amor y recibe amor

da amistad y recibe... 

Y recibe.... y recibe.... 

 

Las horas pasaban y no entendía tantas cosas

como las guerras del Peloponeso

la ira de Napoleón 

o la muerte y vida de Miguel Grau Seminario... 

¿Quienes fueron? 

¿Quien soy? 

debo caminar más para tratar de descifrarlo... 

quizás cortar las cabezas de res 

o filtrar el pescado de las góndolas

y respirar el aire de los mercados

y ver como vuelan los autos a galaxias

automatizadas, desconocidas

binarias, extensas, tan extensas como papiro egipcio

 

Las odaliscas más peligrosas

bailan en las arenas eternas del vacío

en el vacío de los agujeros negros

en la lógica despiadada

de las mansiones y sus basurales

neutrales

 

Los ríos de mi ciudad 

son tan hermosos

como la mirada de sus mujeres

y los gritos desesperados de nuestros antepasados 

por no divisar las estrellas de las lisuras

o las jergas de la idiosincrasia 

de las ciudades 

de las ciudades qué nos vieron nacer

 

Hay dolores tan fuertes

como el zarpazo de la muerte enamorada

qué nos busca en cada esquina 

en cada silencio, en cada conversación

en cada eterno retorno