El otoño interrumpió el apacible atardecer,
vaciando sus alforjas de amarga melancolía,
lánguido el crepúsculo gris vistió su hora fría,
la estación de marchitos se vino a establecer.
Mohínos mis ojos otean el aturdido campo,
en agostada pradera de muertas amapolas,
quemados litres, aves, insectos y caracolas,
huérfana la laguna de ranas, totoras y sapos.
Tengo sufriendo mi alma está tarde gastada,
sola, triste, vacía de aromas de exigua algazara,
era tan felíz mi jardín dejando tú lo acariciaras,
oblación de tu alma al mundo mujer amada.
Pretendo esta noche no descubras mi sufrir,
de que el vesánico otoño me robó tus ojos de luna,
lloro y sufro tu ausente boca de mis besos cuna,
con lastimoso y continuo llanto de doloroso sufrir.
Poeta al atardecer.
Mayo, otoño de 2023.