Los bailarines de hojas y ramas danzan, la brisa apacigua a la mañana, es un nuevo día y el sol está sonriente atestiguando que volamos sobre las llanuras de la calma.
Qué reconfortante es tu proximidad, tu mano de luz, oh mía, el mutismo del mundo vocifera las vibraciones cósmicas de tus ojos, la musicalidad de tu existencia abastece a mi mirada con la ternura infinita de tu ser.
Tu sonrisa es la máxima recompensa de todo esto, de caminar a tu lado, de sujetar tu mano, sea cuando estás en tus obligaciones o cuando sólo estás recostada viendo hacia la ventana, en un amanecer, atardecer o anochecer; o cuando un libro es el portal a un viaje en el tiempo...
Tomados de las manos danzamos un vals, unificados, y en tu vestido hay galaxias que han codificado un mensaje para nuestros ojos, y flotamos, y el tiempo da paso a la eternidad y la distancia da cabida a la proximidad, todo mi ser es tuyo, y toda tu integridad es mía, nos volvemos uno en donación mutua, yo recibiendo tu luz y entregándote mi alma, tú donándome tus manos y acurrucándome en tu misterio, tomados de las manos.
Ay, ese frío acosador, devastador tanto se adhiere al pecho e invade todo el ser... mas siempre es mejor que desde las entrañas el fuego de vida se reactive e incendie todas nuestras venas... oh mía.
Saber que existes me reconforta, que eres tan tú, que mi alma te descubre y te recorre, que tus manos y mis manos encajan, y que nos movemos con inmensa fluidez por el cosmos de nuestras sensibilidades, tu ternura y mi ternura, envueltas de vida, y nuestros labios pronunciando nuestros nombres, los míos diciendo: oh mía, los tuyos diciendo: mi amado... somos aquí y ahora, y todo es bueno, todo estará bien...
Las barreras del tiempo y el espacio han sido rotas, con el poder interior que nos compenetra y se desborda, el amor nos hace y bebemos en el mismo vaso, tú y yo, la alegría de sabernos y de darnos vida, afuera las tormentas se van apaciguando y nosotros nos unimos en torno al fuego en nuestro lecho justo en medio de este regalo llamado presente, este perenne hoy de nuestro encuentro.
Amante del silencio y de la noche, eso soy, y contigo soy más «yo mismo» y soy «tú» también, me tomas y somos calidez y somos energía, y somos comunicación de luz, y somos aves melódicas y vibraciones siderales.