Te escribí antes de partir en aquella banca,
mirando a toda la gente reír y pasar,
no sabía si te oiría otra vez carcajear
y ver de nuevo esos ojos de mirada franca.
De estos pensamientos pasó mucho ya,
y en aquel parque se quedó mi amor,
habrás regresado al mismo rincón
dónde las mismas cartas ancladas están.
Alguna vez me dijeron los árboles, que te vieron
en un andar tan triste cuando alzabas tu mirar.
Tal vez recordando momentos de antaño,
cuando aquel parque nos vio enamorados.
Antes de partir fue aquella banca testigo
de que mi amor aunque no volviera vivo,
pertenecería a aquella mirada que era elixir
que me regresaba el alma cuando me veías venir.
Cuantos intensos inviernos hemos pasado,
que hasta aquellos árboles viejos aún
botan sus hojas como sinónimo de nostalgia,
justo en aquella banca que añeja está.
Ahora con otras gentes y otros tiempos
mi alma sigue recorriendo aquellos senderos
dónde antes de partir , deje a mi amor en Madrid.