Fuiste luz en mi camino
y agua fresca en el desierto;
fuiste aurora con el brillo
que ilumina el ancho cielo.
Y la sombra de mi sombra
que mi paso perseguía
y las cristalinas gotas
que aplacaban mis cenizas.
Fuiste fuego muy ardiente
que por dentro me quemaba;
fuiste siempre como nieve
fresca y pura como el agua.
Y la Alondra cariñosa
con su canto enamorado;
y una mina con sus joyas,
que a mis ojos los turbaron.
Fuiste savia en estas venas
que mi corazón dispuso;
fuiste tú, con tu pureza,
que causaste tanto embrujo.
También fruto del viñedo
que bebía en abundancia
y embriagado con tus besos
en tus brazos me quedaba.
Fuiste luna a medianoche
que ilumina oscuridades;
fuiste mi jardín de flores
con aromas a raudales.
Y también fuiste la fruta
con dulzura inigualable
y hoy en medio de la bruma
solo puedo recordarte…
Porque fuiste pensamiento
muy nutrido de ideales
siendo solo el simple anhelo
que murió triste una tarde
cuando sopló fuerte el viento
agitando inmensos mares
en la búsqueda del puerto
y lo que te ilusionaste.
Porque tú te fuiste lejos
a encontrar lo que buscabas
y hoy despierto de este sueño
abrazado a mi almohada.
No sé dónde tú te encuentras
ni a mi corazón le importa,
solo escribo este poema
con mi pluma bajo sombras.