Esperé a que me dedicaras una canción de amor.
Pero una mañana seguiste el llamado del silencio eternal,
emprendiste tu vuelo,
y ahora eres mitad luz y mitad canario.
No hay paraje donde ver aquellos momentos,
no hay donde dejar más huella,
no hay hálito para la alegría.
Desesperado estoy por pasar al otro extremo.
He decidido nunca más amanecer.