Borrasca de amor
La huracanada brisa
de la noche,
susurraba ante la rendija
de la ventana.
Soplaba fuerte
e insistía entrar
a la alcoba,
a la intimidad
del amor febril
que allí reinaba,
que la obviaba,
porque su furia
volcánica
era superior.
Al fin, el pertinaz vendaval,
penetra la recámara,
ya en silencio.
Ella y él, dormian
ante el desahogo
de su pasión.
El viento apasiguado
sopla silbando
su frescor,
despertando
a los enamorados,
que uniendo,
de nuevo
sus cuerpos,
reviven a Eros.
La brisa se ausenta
vencida,
dejando el alba
encendida
en la borrasca
del amor.