anclada de estuco a tus paredes, dormito las horas en espera de ser pájaro
tus piernas que en la lluvia y la noche
rebasan horizontes de espada
apenas glifo, códice, palabra
¡Yo soy mía! Conjugando verbos en que puedo ser tuya… La noche, tarde; ahí cuando la luz de sol se va muriendo poquito.
Nos morimos en el beso ora piel, orgasmo y letra. Ya candente, tripa, mirada, luz de occidente.
¡Quiero dormir en tus piernas! Que el conejo de la luna baje a besarme y sea mujer o lienzo, carretera que ande, línea sujeta a la orilla, pedazo de hembra entera.
Morir ahí, a lágrimas o carcajadas, tus manos inmensas en el ritmo de la luz que a veces; hace espacios de brea, saliva o piel nueva.
Me dices «loca» en ruso, holandés y nahuatl…
Me vengo amándote en maíz, luz y balastro… Mi idioma tiene los secretos de la noche y tú, que solo conoces un poco de luna te quedas mudo ante el brote de esta selva que me llueve.
Me amas científico y cuántico, entre las gráficas y el estudio. Me vengo bruja de mis estrellas, maga de los brotes y pistilos que no tuvieron nombre.
Así, crema y pasta, borde y llano. Pierdo las puertas y abro ventanas.
Verónica Lozada /Piernas de lluvia ® 2018