No me sigas, no me mires, no me toques. La esperanza de amar quedó anclada en el pasado. Sus ojos claros como punta de lanza, sus labios brasa encendida, y sus palabras, hielo cortante.
Un corazón, una rosa, un verso, un fragmento delicado, fue una daga en mi garganta. Se lo dije, y su maldito orgullo lo hundió en el mar de su locura. De pronto, como brisa al viento, se largó. Iluso, no imaginó que la magia de su artilugio encadenó su corazón al mío.
¡Y la noche se deshizo en huracán de sentimientos!
¡Y el sendero en un lago sin retorno!
Las horas pasan arrastrando sus cadenas.
Áspero instante deshecho
Fragmento de obscuridad,
Fuente seca.
Imagen: 4Travel.jp
Luz Marina Méndez Carrillo/26052023/ Derechos de autor reservados