Se quedó quieta
y no quiso ya
jugar a las muñecas.
Sus amiguitas con llanto
quisieron despertarla
de su siesta.
No pudieron pues ya Dios
había detrminado
que se fuera.
¿En dónde está Patricia?
que nos escucho sus carreras.
¿En dónde está Señor,
aquella niña buena?
Espera que te alcance,
verás mi linda nena
que jugaremos juntos
con Dios
y sin fronteras.