Permanezco en silencio
frente al eco del mundo,
y aunque escucho sus ruidos
me recrean los pájaros:
contemplaré luceros
en la noche cerrada
y enviaré mis lágrimas
a la luna callada…
Y mañana, otro día,
volverá la mañana
con sus luces de nácar,
y abrirán las persianas
del universo entero…
mas seguiré impertérrito
reinando en el silencio,
solo, solo sin nadie,
escondido en mí mismo,
entrometidamente,
con el eco de albatros
en el lejano puerto…
Y, entretanto, descanso
de mis días pasados,
incursiones de estrépito
en un mundo caótico…
Permanezco en silencio.