Sierdi

PLEGARIA EN EL DÍA DIFÍCIL

 

¡Jehová, tengo sed!

¡La garganta se me hace polvo!

Mis piernas ya no soportan mi cuerpo,

Y filosos guijarros son mi sentadero.

 

El techo, se lo devoró, la ávida tormenta

Y el agua escurrió hasta la litera.

Mi afligida alma llora, inconsolable a mis pies.

 

Aún conservo mi cabeza,

porque tengo las manos encima de ella.

 

¡Señor!, ¿Cómo olvidaré tus promesas?

Esas palabras bellas y dulces...

 

¡Pero el tiempo es eterno!

Mi cuerpo observa al pie su sepultura.

La tierra hambrienta, me llama.

 

Adoquines de calamidad es mi camino.

No temeré mal alguno.

¡Te sujeto fuerte!, ¡no me soltaré de ti!

 

Tu dulce palabra, se ha hecho pomelo en mis entrañas.

Su amargor es mi alimento, de día y de noche,

La adversidad quebranta mis huesos.

 

¿Lo que te doy...?

¿No es suficiente?

 

¡Señor! ¡Extiende muy pronto tu brazo!

Unge mi afligido espíritu.

 

Porque, se me desangra el alma.