Llegaste como estrella no anunciada
irrumpiendo mi cielo
-nadie presagió tu llegada-
los ecos de nuestros gritos
se entrelazaron
y bastó la brevedad
para reconocer nuestros silencios
tantas sonrisas de manera
simultánea
-acaso fuimos creados
del mismo polvo de estrellas-
el tiempo no tuvo más soberanía
y tus manos traspasaron
con suave tacto mi interior
-quién tiene control ante lo eterno-
de otra vida te sé
y de otra vida me sabes
-tu tacto conoce mi cuerpo-
y ya nuestros labios
tuvieron su comunión
aun antes de este encuentro
cómo fingir tanta certeza
-nuestros sabores ya los probamos-
nuestros pulsos apaciguados
ya antes habían escrito
tu nombre y el mío
en la páginas de la eternidad
-dónde o cuándo fue: no lo sabemos-
somos ya tú y yo desde antes
de haber nacido.