Donaguil

LA TARDE…

La tarde aparca en un rincón del alma,

desfilan las imágenes de los sueños

que me asaltan noche tras noche…

fueron vivencias con tanto significado

y ahora solo son recuerdos vivientes

empeñados en ser mis acompañantes.

 

La tarde sabe agridulce y amarga;

vestida de soledad que embarga;

y, sin embargo, se vuelve en grata

compañía, que se degusta con vino,

mientras suenan las notas armoniosas

e ingrávidas que se refugian en mis oídos.

 

La tarde se tiñe en claros oscuros

cargada de muchas incógnitas

que no siempre puedo descifrar,

y me ha enseñado que, solo es,

lo que es expresado, y lo demás…

son conjeturas, al final, son vanas.