Cada vez más lejos.
Visitando tumbas marítimas,
paisajes nutridos por grandes azucenas,
abandonando el escorpión y la azada,
la naturaleza baldía y el corazón del sapo.
Cada vez más lejos, en tierras distantes.
Tus ojos proyectándose por provectos
manglares, lascivias, troncos vespertinos
que anuncian mensajes; tú, y tu corazón
de nadie. Entre enredaderas de flores exóticas,
ebúrneas calidades, donde asoman el espino
y el alambre, el cactus de belleza indomable.
Cada vez más lejos, lejos, como criatura
que escupe a la luna, y deja sus guantes.
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