Atravesando la insólita densidad de la nada,
sacudiendo las penas guardadas en el anticuado baúl de la superstición,
derritiendo las tribulaciones sobre un manto de relatos desteñidos,
contemplando a la melancolía arrumada en un rincón de la indecisión…
conteniendo las lágrimas exánimes…que se ofuscaron con el alboroto de tu ausencia.
Gravitando en la orla de la espera,
cosechando distancias cada vez menos alcanzables,
deambulando por rediles cubiertos de una soledad insondable…
que amortigua la tristeza con su ficticia impavidez.
Miro por la rendija de mi habitación el bullicio de la vida,
y allá, afuera, nadie se ha enterado de que tú y yo nos hicimos humarada,
y ya no me importa el escándalo de los insensibles…
porque encontré la manera de subsistir ...
bajo los efectos de este trance ocasionado por tu huida.
Me refugio en la exigua coherencia que me queda...para no estallar en aullidos…
esto que va perturbando las pocas ganas que tengo de seguir apostándole al futuro.
Ya no encuentro sentido seguirle dando los “buenos días” …a esta angustia inclemente.
Si tú supieras el holocausto que has causado,
a lo mejor te compadecieras…y dejarías de hacerte la insensible…
y te asomarías de cuando en vez por el portal de mis sueños…
a charlar de los instantes compartidos…que a decir de mi… maravillosos fueron.
No puedo negar que eres el argumento más relevante de mi insomnio.
Cada vez te pareces más a la luna…enorme… inmaculada… pero distante…muy lejana…
de un envidiable brillante reflejo…que transita despacito por toda la noche…
pero que a la hora de la aurora se escurre en su transparencia fantasmagórica…
manifestándote inalcanzable…e incierta.
Te muestras tan real en la oscuridad, pero al amanecer desapareces...
te haces medio invisible…y no estás…te desvaneces con el día.
Solo emerges en las tinieblas como un espejismo de embustera caridad…
causando una constante intriga delirante…que no para.
Y a pesar de ser tú… la inmutable causa de mí desvelo…
te has convertido en el estímulo de todo lo que escribo.
Cada letra de mis versos, llevan tu aroma…
en cada frase puedo percibir el perfume de tu desaparición,
y lo que es más grave…
se vacía mi alma de solo recordar aquel día de tu falso compromiso.
Me juraste que regresarías… (y si bien, no fue tu culpa) …te conformaste con hacerle caso al destino.
Esta impotencia que siento se ha desbordado a causa de tu indolencia…
y todo lo que fuimos…se está apagando irremediablemente.
Mi pasión se va inundando de tu frialdad evidente,
mi ilusión se ha dejado contagiar de tu desidia…
y el amor que yo sentía…poco a poco va perdiendo la memoria.
A lo mejor llegará el momento en que te desconozca.