Lara Ribero

LA PEREZA

 

 

 

Tendido, fláccido, fofo,

Como si fuese un muñeco.

Inservible y desgreñado,

Sin voluntad, ni deseos.

Con los ojos entornados

Como quien vuelve de un sueño.

Paralizada la boca,

Entumecidos los gestos,

Indiferente la carne,

 Impávido el pensamiento

Y abandonados los brazos

Con dejadez sobre el pecho.

¡Tanta desidia envilece!

¡Tanta apatía y sosiego!

¡Tanta malsana quietud!

Que al hombre va empobreciendo.

Porque si deja de amar,

Puede morirse por dentro,

O si perdiera su alma,

Se iría ganando el infierno,

Y si empezara a caer

Ya no podrán detenerlo,

Ni  los milagros de Dios…

¡¡Y él no parece saberlo!!

 

 

                                                               Lara Ribero