Eduh Siqueiros

NUESTRA CALIDEZ: NUESTRO HOGAR

Sentí los rasguños de tus sollozos
desfilando por la rugosidad de mi piel
-percibí tus pasos detrás de mi sombra-
aposté a que te vería cuando mirara hacia atrás
para contemplar tu primavera

jamás nadie se anegó en mis océanos
como estos suspiros tuyos
que naufragan por tus apetitos
-en mi alma está el manantial
para empapar la aridez de tus silencios-

cuando callas me gusta porque parece
que duermes y duermo contigo
-a tu lado- y nos soñamos

los peldaños de tu fidelidad
palpan el mutismo de mi búsqueda
-te busco en las latitudes de mi quietud-
me atavío de la tétrica vestidura
con la que el arrabal se arropa
-en las horas en que las nostalgias llueven
y las ocres hojas se fugan entre las penumbras-

la tempestad se nos aproxima al rostro
y nos besa para revelarnos
que nos buscamos mutuamente:
-tú a mí y yo a ti-
retornamos el uno hacia el otro
-volvemos siempre
a nuestra calidez: nuestro hogar-