El viento me está matando,
hay unos suspiros añejados
que se me están metiendo entre los huesos
hay un frio, que me está doliendo
me está maltratando los sueños,
en el fondo del pecho siento aún el dolor
un lamento de realidad, la agonía de no saber
la esperanza de volver
de ser aquel
que mirando al cielo
era dueño de la lluvia
y el viento arropaba la alegría.
El silencio me ha enseñado
a mantenerme callado,
la alegría me ha educado
a guardar mis palabras,
y el ahogarme hasta olvidar
ha hecho de mis días una continua espera
y de mis noches de gotas amargas de olvido…
qué necesita un hombre para ser feliz?
como se hunde de sueños frustrados
mientras que camina con rumbo incierto
tambaleante decorado con el amargo sabor
de un brebaje que me sostiene,
que silencia el alma mientras
la esperanza se limita a respirar un día más,
cómo perseguir sueños
cuando el alma esta apagada
y el viento susurra como un suspiro
que busca destruirme,
es necesario continuar?
continuar donde el vacío espera,
donde el dolor se expande entre las paredes
hoy por mis venas
existe un suspiro que ha decidido envenenarme
hoy por mi corazón empieza a correr un dolor
que simplemente no comprendo,
hay un veneno en medio de mi alma que me ha destrozado la vida
hoy entre mis venas no corre sangre,
transita un claro brebaje que acabará conmigo,
hoy me siento morir,
y mi antídoto está en tus labios
hoy he decidido dejarme morir,
dame un beso como un adiós
que no me invite a sobrevivir,
que las huellas de mi dolor no espanten
que si el rojo de mis venas se expande entre las calles
advierta que el viento me ha vencido,
que el humo del cigarrillo ha inundado mis ojos
que el alcohol ha ahogado mi voz
y se ha perdido la voluntad,
y que en son de orgullo
decido retirarme como un caballero
sosteniendo en silencio un grito poco certero
aquí se termina el milagro
aquí revive la amarga realidad.