Nosotros somos como una novela sin terminar
o un poema sin concluir;
siempre tenemos un renglón que agregar,
otro capítulo por descubrir y vivir,
un verso nuevo que recitar.
No hay forma de término.
No podemos incluir nuestro amor
a un sistema establecido y rígido,
rutinario,
preconcebido a la repetición
empujado al altar de sacrificios
y condenado a morir muerto.
Nosotros estamos en constante movimiento.
Nosotros somos nuestra propia fuente de alimento.
Nosotros somos el eje de nuestro planeta.
Nosotros somos agua y tierra.
Yo te persigo siempre
desnudo de posesiones,
sólo me visto con mis ideales
y aun cuando más fe tengo en ellos,
prefiero desnudarme completamente
y perseguirte,
rogarte,
esperarte,
amarte y después
dormirme
y dormido,
soñarte.