Me propongo dejar de molestarte,
lo digo muy en serio, convencido,
no quiero ya insistir, solo olvidarte, bastante a mi pesar, lo he decidido.
Yo creo que no queda otro remedio
que el de olvidarte ya, pero ya mismo,
sin dilación, me quitaré de en medio
y, a riesgo de caer en un abismo,
he de ponerme desde ya las pilas
para no verte más con estos ojos,
ni verme reflejado en tus pupilas;
podrás vivir de acuerdo a tus antojos,
tan pronto yo me aleje de esa puerta;
no he de mirar atrás, ni dejar migas,
quiero evitarme la imposible vuelta
y a ti la tentación de que me sigas.
© Xabier Abando, 16/05/2023