En mi casa hay una rosa,
con sus pétalos muy suaves.
Yo la veo, yo la beso,
cuando llego por la tarde
al sentir el rico aroma
que amorosa corre a darme.
Es la hermosa flor de mayo
que adornando va paisajes.
Sus colores son intensos
que provocan admirarle
su textura delicada
como seda que en telares
van tejiendo con cariño
el amor siempre a raudales.
Y me siento muy dichoso
porque sé cuál es la clave
de que el corazón palpite
si es hermoso que me llame
con cariño y con ternura
cuando llego cada tarde.
Cuando el sol se va ocultando
y la oculta luna sale,
ilumina su corola
con perfume que como ave
vuela y vuela por la casa
con fragancia de rosales.
Rosa linda y cariñosa
¡Soy dichoso de que me ames!
Que tus pétalos sensibles,
sienta siempre cada tarde;
que mis ojos puedan verte
y mi mano acariciarte
si eres bella entre las flores
donde hay frescos manantiales,
donde mi alma se refresca
si la fresca lluvia cae
en tus pétalos hermosos
que me miman con detalles.
Bella rosa… ¡rosa bella!,
hoy yo quiero celebrarte
con mis versos larga vida
pues tu vida supo darme
el efluvio y la caricia
hoy que me llegó la tarde
y por eso, rosa mía,
¡Qué más puedo regalarte!
Si este amor y mi cariño
te regalo sin alardes,
sin fronteras divisorias
que provoquen alejarme
de tus pétalos rojizos,
de tus pétalos sensuales,
porque sabes, vida mía…
¡Qué yo vivo para amarte!