Para hacer de mi mundo una mentira,
prefiero confesarte que te amo;
aunque ese amor solo desmentiría
cuando decía que te había olvidado.
Que se libere mi alma que te quiere,
y que mi Dios me dé paciencia;
tu bien sabes, que por siempre
mi amor puro te dará obediencia.
Para ser una hermosa y dulce poesía,
solo recibe críticas e indiferencia;
por no ser lo que mi corazón quería
tener tan cerca tu juvenil inocencia.
Un suspiro en cada línea de mis letras,
oculta unos mensajes escondidos;
donde aguardan los buenos poetas
los sentimientos y dones concedidos.
Por un momento en que dejé salir,
ese dulce suspiro de mi pecho;
sentí libertad sin dejar de sentir
mi corazón latir sobre tu lecho.
Que no sé qué decisión tomar
si plasmarlo o quizás esperar;
o plasmarlo y luego borrarlo
para ver lo que puede pasar.
Con gran amor escribí a tu puerta,
confesándote que te amo;
depende de ti estar despierta
para recibir mi mensaje claro.