Yo siento amor por la vida y sus misterios,
por eso me resisto a dejarte ir,
porque tengo miedo de cerrar mis ojos
y que te conviertas en un recuerdo,
de esos que solo viven en los versos
de poemas que jamás leerás;
A mí no me enseñaron a amar,
ni a cómo acariciar tu pelo
en las mañanas de invierno
cuando nuestros cuerpos se rozan,
y el volcán que nutre nuestras venas
ruge como a punto de eruptar,
hasta que nuestros labios se hallan.
Y entonces el tiempo se detiene,
para que todo cobre sentido
en ese gran abismo llamado corazón
donde poca gente se atreve a asomarse;
y así es como comprendo, por fin,
que quiero dejarme querer.
Cómo apareciste
ni yo mismo lo comprendo,
pero ya estás aquí.
Que importa si,
bajo la mirada de las estrellas
nuestras noches no concidian.
Ya estás aquí, y por eso
necesito que tú entres en mí,
para poder yo hallarme en tí.