Piedras hambrientas
Cuántas de ellas en los palacios de la vida
Cuántas en el tropel cotidiano
Olvidamos lo válido que puede ser tropezar
Un día el camino es claro y todo es luz
Un día vamos a pesar de nuestras fuerzas
Luego recordamos lo que es vivir
Después estar con vida
Seguimos las huellas advertidas
Y los eternos retornos del error también sucumben
Un día despertamos y no hay heridas
En otro, los milagros existen si creemos en ellos
Despertar es parte de renacer
Echar las raíces de lo cotidiano
De eso que nos asegura que el presente generalizado es mejor
Somos un reflejo que se hace cada día
Dejamos nuestras vestiduras sin miedo
Observamos la hermosura de nuestra naturaleza y entendemos
Somos niños expuestos a este mundo
Coronamos nuestro hogar con la presencia
Y todo es teoría
Todo es una convicción encontrada
Los aciertos de los demás fungen como ciertos
Y nadie habla de ser bueno sin ser malo
Tomamos los caminos apretados del esfuerzo
Y dormir es una excusa para descansar
Ostentamos simples refugios
Y queremos que el viento dance a nuestro gusto
Sin querer alimentar una claridad convencional