Solo a caballo de un fantasma que me asusta
y me oscurece en su iluminada cabellera
no hay riendas sobre el cuello
y el mar parece lejano,
espiando un alarido de conciencia viajo
hacia sus manos pintadas de musa
y sus largos dedos como el horizonte de frontera
en la noche sin pasaje.
Es un sueño, un periplo dulce y pánico,
es la savia del imprevisto y una mañana sin calendario;
hoy el tiempo no canta como los pájaros en mi alma,
más sus alas aparecen en todo el espectro;
estoy lanzando maravillas al vacio,
a ver si dejo la espera
y asalto el hastío
en estos pasajes de rubor cautivo;
la música va veloz y un incendio recorre el laberinto
pero el diablo aconseja a Dios y ante eso...