Se acabó la continuidad en el aula,
más su legado sigue en tantos hombres,
quienes vieron tal erudición en esplendor.
Acaso rebeldía y el juicioso dictamen tan férreo,
aportando el corazón en su mejor reconocimiento.
Con sentido crítico indaguemos previamente a la entrada al aula,
respondamos cada preliminar pregunta con tesón,
en la obsesión por ser ver la claridad de las interrogantes.
El visualizar un enigma develado es tan placentero,
un destello.
Veamos tan repetitiva prenda,
La efigie de su sabiduría cobija esta respuesta al desafío de la energía interna
(El calor no se define, porque va de sustancia a sustancia, motivando la temperatura en una ley cero).
Hay que escribir con pureza,
hay que evitar a toda costa el error en la palabra,
que el español es tan bonito,
conjugar, tildar, puntuar.
Háganlo bien, con pulcritud.
Que maravillosa hazaña perturbada, cuando su tinta roja casi no tocó mi redacción.
¿Cuántos pupilos respetan esa cátedra en los salones del anexo?
Yo si, él también, aquel hombre también.
Es su legado.
Pues bien, resarciremos
Sus enseñanzas en la excelencia de la profesión.