Freddy Kalvo

La hormiga y el oso hormiguero

 

Oiga usted, mi buena amiga:

¿Y dónde va apresurada?

—Le dijo el oso hormiguero,

a una hormiga que pasaba.

 

Y la hormiga le responde,

muy segura, muy sensata:

 

—No importa de dónde venga

tampoco dónde yo vaya;

si usted, comerme prefiere,

bien sé, que usted es canalla.

 

Y el oso muy insistente,

malicioso contestaba:

 

—No es eso, querida hormiga,

yo solo quiero invitarla

a ir juntos por el camino

que conduce a la montaña,

 

donde tengo muchas frutas

sabrosas y azucaradas.

¡Yo la invito, yo la llevo,

por si quiere degustarlas!

 

Y aquella pobre hormiguita

¡Se sintió pronto tentada!

 

—¿Será que usted no me come

cuando llegue a la montaña?

Contésteme por favor:

—¿Será que usted, no hará nada?

 

Se lo juro, buena amiga,

por mi madre y con el alma.

—Dijo aquel oso hormiguero,

que hasta le salía baba.

 

Y convino aquella hormiga

adentrarse en la montaña

sin saber que a la mentira

ella ingenua se enfrentaba.

 

Caminando fueron juntos

platicando en la explanada

los asuntos de la vida

pero solo eran patrañas.

 

Y al llegar al bosque oscuro

donde un pájaro cantaba

la hormiguita se descuida

y aquel oso se la traga.

 

Esto deja para todos

cristalina la enseñanza

que a quien mucho se confía

por confiado hasta se lo hartan.