Les he abrazado de nuevo,
a mis amigos de aquellos días,
a los que forjaron mis sueños,
permitiendo su vuelo,
como gaviotas excepcionales.
Les he estrechado en mi pecho,
reviviendo memorias, resucitando palabras,
de ambición y de anhelos,
como un espejo luminoso,
donde se reflejaron los tiempos.
Amigos, sin fama, sin estirpe o linaje,
que germinaron mi infancia,
con su ingenio y su alma.
Amigos de manos blancas,
que sanaron mis faltas,
con arena en los pies,
para marcar las pisadas.
Los he mirado de nuevo,
para comprender el afecto,
y acercarme sin miedo,
a la realidad de los tiempos,
donde las canas son besos,
que confirman los versos.