VOZ PALPITANTE
Despejando la maleza,
se siembran las inquietudes,
Si la lucidez se acerca,
a los cerebros pensantes.
Se desbrozan las conciencias,
de lo nocivo sobrante.
Y se mudan los semblantes,
con matices de belleza.
No cabe en sí la tristeza,
cuando la pena se ahonda.
Mientras las olas regresan,
de nuevo a la fina arena.
El canto de las sirenas,
predicen nuevas leyendas.
Mientras, la pena más honda,
se aleja como un cometa.
El viento acaricia el monte,
como una mano sincera.
Y vuelve el mar a ser libre,
cuando sube la marea.
No cabe en él, la tristeza,
porque a la tierra alimenta.
Sabores, de agua, de miel,
que endulzan lo que se agria.
Y una Luna legendaria,
mira de cerca a quien sueña.
De plata son sus miradas,
de nívea luz, sus leyendas.
La pena sigue en el curso,
del río que se la lleva.
Son las penas más ingrávidas,
cuanto más lejos las lleva.
Despejando la maleza,
se hace diáfano el camino.
Brilla el Sol en el sendero,
para admirar la belleza.
Y el amor, sigue la senda,
que va dictando el instinto.
La voz va quedando huera,
al sentir el infinito.
Que no se rompa el destino,
con las infinitas grietas.
Ángel L. Pérez ®
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02/06/2023