En el rincón del tiempo olvidado,
donde el recuerdo se desvanece,
veo entrelazar sombra y suspiro,
eco de lo que fue, y al fin perece.
La memoria, la fiel compañera,
guardiana de los pasos pasados,
lucha en sostener la llama eterna,
y el olvido sopla, despiadado.
Recuerdos, hilos de seda frágil,
enredan la trama del olvido,
yacen hojas marchitas al viento,
susurran historias, sin sentido.
¿Qué somos sin aquellos fragmentos,
sólo lágrimas, risas y abrazos?
El olvido acechando, implacable,
devorando instantes con abrazo.
Mas, en la penumbra del olvido,
resiste el eco, un latido vivo,
la memoria emerge, resiliente,
y en la oscuridad, brillo cautivo.
Así, el eterno danzar del tiempo,
memoria y olvido entrelazados,
forjan la esencia de nuestro ser,
el ser eterno, nunca olvidado.
A.B.A. 2023©
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires – Argentina
Desintegración de la persistencia de la memoria.
Salvador Dali • Pintura, 1954, 25.4×33 cm