En el vasto lienzo del cosmos estelar,
donde los astros danzan en su esplendor,
se tejen versos que buscan trascender,
más allá de todo lo que alcanza el pensamiento.
En la inmensidad del espacio sideral,
las estrellas brillan con luz radiante,
formando constelaciones en un rito celestial,
un poema cósmico de belleza deslumbrante.
Las galaxias se extienden como pinceladas de tinta,
creando paisajes celestiales sin igual,
en sus remolinos y espirales se encuentra la huella,
del arte divino en su eterno desplegar.
Los agujeros negros, misteriosos y profundos,
son portales a lo desconocido y más allá,
con su gravedad absorbente, desafían lo rotundo,
invitándonos a explorar lo que nadie ha podido alcanzar.
Los planetas, esferas de vida y misterio,
con sus atmósferas y paisajes únicos,
nos despiertan preguntas y nos sumergen en el misterio,
de cómo se formaron y qué secretos guardan en su abrigo cósmico.
En el cosmos hay estrellas que nacen y mueren,
en explosiones cósmicas de energía y fuego,
las supernovas, en su deslumbrante resplandecer,
nos recuerdan que la vida es un constante juego.
Y en medio de esta vastedad, estamos nosotros,
observadores maravillados del firmamento,
contemplando la grandeza del cosmos,
y buscando respuestas en cada momento.
En el poema del cosmos, la poesía encuentra su voz,
los versos se convierten en rayos de luz,
explorando el infinito, sin ningún reproche,
y conectando nuestras almas con lo que está más allá de nuestra cruz.
Que este poema del cosmos sea un canto eterno,
a la grandeza y misterio del universo sin fin,
que nos inspire a explorar, a aprender, a ser tiernos,
y a reconocer nuestra conexión con todo lo divino y divino en lo humano.
En cada palabra, en cada verso que se despliega,
nos adentramos en el infinito abismo del ser,
y encontramos en el cosmos la sabiduría y la entrega,
que nos ayuda a comprender y a crecer.