Lloroso, en el balancín,
Aún juegas con ellos,
Aún, incansable,
Él se sienta en el otro extremo.
Aún, bendecida,
Ella tu brazo sostiene,
Temerosa de la caída
De eso único que ella tiene.
Lloroso, en el balancín,
Niño de solo seis años,
Quieres la llegada del fin
De un dolor de gran tamaño.
Quieres, mas sabes que no,
Que no hay nadie en el otro extremo,
Que nadie tu brazo agarró,
Que el sabor es de adiós supremo.
Lloroso,
Tu balancín intentas mover,
Con la roña de un niño furioso,
Un niño furioso que empieza a entender.
Lloroso,
Sabes que el balancín ya no sube
Y te marchas, ojeroso,
Buscando a tus dos entre nubes.
Lloroso, en el balancín,
Quizás un día vuelvas a estar
Buscando otra vez ese fin
De un dolor que tarda en pasar.
Y si en el balancín y en la vida,
abajo tú vuelves a estar
Que sea el amor de tus padres
Lo que más alto te haga impulsar.