Anne Black

Descargo


La humedad me hace frenar un poco y reflexionar sobre mi vida. Decisiones que no fueron tomadas con mucho análisis. 
Sí, es extraño lo que te digo, que el clima pesado me lleve a esas circunstancias. Ha de ser mi obsesión por la limpieza, por ver todo en orden e impecable. Cosa que no va en nada con la cantidad de perros y una casa con un parque muy reducido. 
¿Si me arrepiento? No es que me arrepienta de tenerlos a ellos, tal vez sea que me he dado cuenta que se me paso la mano con el número. Y eso me genera ansiedad y desear una casa con mucho terreno, un espacio considerable y exclusivamente para ellos, otro para mi y por qué no, un espacio propio para mi esposo... bueno, no es que no lo quiera, es que para mi es un perro mas. ¡espera! No es que lo considere literalmente un perro, pero mi personalidad no es compatible con la suya; aunque sigamos juntos. Somos el agua y el aceite, él es como un niño chiquito al que hay que estarle detrás, y yo soy... bueno, en resumida palabras me gusta que todo se mantenga como lo dejo. 
¿La nena? pobrecita, no joroba en demasía, hace sus travesuras pero nada grave. El tema es no tener control en cuanto el clima, tener que fumarme días enteros de humedad, el sol que no da al patio y el piso que no seca hasta las tres de la tarde, y los perros que van y vienen. Creo que el mayor error fue criarlos adentro y que no quieran salir mucho. Que quieran vivir bajo mi falda, salir si salgo, entrar si entro y así siempre. 
La humedad me lleva a querer irme todo el día, no quiero vivir en casa y menos aguantar una jauría, (la mayoría llegaron por decisión de mi marido) que no quería tener. El que me conoce sabe el tipo de persona que soy, que tengo lo mío pero si no me joden, no jodo. Que me gusta la tranquilidad y un poco la soledad, tomar un té y mirar una novela sin ser interrumpida. Y como dije, una casa limpia, disfrutar de ella y mi libertad. Salir a pasear sin oír ladridos, llanto, y llegar sin la necesidad de disfrazarme de sirvienta, agarrar el trapo y el secador, el balde con el agua limpia y la lavandina y ponerme a limpiar. No, no considero eso vida, y la humedad me lo recuerda constantemente. No obstante, me veo en la obligación de cumplir, qué culpa tienen ellos... 
Así que acá me ves, en casa sin poder agarrar la calle, porque sino quedan desatendidos y eso no puedo permitírmelo. Sin embargo, los amo.  

 

¡Claro que sí! Aunque me queje y condene a vivir para ellos, los amo con todas mis fuerzas.