Así, tan delicadamente,
libas de tu porción de tierra,
en este extraño planeta, donde
las quiebras y bancarrotas
son más siniestras y habituales,
que cualquier otra cosa. Tus horas
pasan, pasaron quizás, entretenido,
como estabas, en amortiguar
los golpes de la vida y sus consecuencias.
Así que, ahora, y por unos instantes,
descúbrete por completo, que no quede
de ti, ni un átomo oculto o encubierto:
sean pues estas horas de noche, tus felices
mandamientos, las tablas de tus oraciones.
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