Te escribiré una carta de amor, lo haré algún día, lo haré cuando la tristeza se pose en el manuscrito de esta sobremesa, cuando sea necesario llorarte enserio y el miedo a no volverte a ver sea más que involuntario.
Te escribiré cuando el dolor de haberme alejado de tu puerta se haya diluido con el dolor de no haber regresado.
Te escribiré, le escribiré a tu gente, le escribiré nostálgico a Gerardo, a Daniela, Sarahí, a los hermanos Paul y Paulina, a Rubén y a la joven Raquel, a Viviana y a José, que mi infancia se quedó con ellos y que se murió el día que me fui de Tijuana, sin aviso, sin despedida, que mis recuerdos son apenas un trágico escenario donde se muere mi padre en una fría mañana de invierno.