Me encuentro sentada en un banco, del parque cuyo nombre da título a este texto.
Aunque la mayoría de las personas, lo llamamos el parque de los patos.
Aquí en este parque, he vivido instantes. De cada etapa de mi vida, pero sobre todo, he pasado horas en el con mis hijos y con mi nieto.
La vida son ciclos y todo empieza y acaba.Para repetirse continuamente.
Por ejemplo: Acaba de pasar una mamá con su Bebé y no he podido evitar, verme a mi misma hace 35 años.
Una abuela pasea a su nieto, igual que yo hace 8 años.
Unos abuelos en silla de ruedas, empujados por dos cuidadores.
Puede que en unos años, sea yo quien necesite que la empujen...
No pasa nada asi es la vida.
El parque es el mismo, pero si es verdad, que muchas cosas de sus pobladores han cambiado.
En mi infancia podías encontrarte, con un par de perros. Casi siempre alguien qué, lo necesitaba un ciego o una persona qué vivía sola.Para mitigar su necesidad de dar y recibir cariño.
Ahora casi te encuentras con más canes que personas.
No sé qué opinión tendrán sobre esto los ecologistas, pero muy lógico a mi no me parece la verdad.
Algunas personas me tacharan, de ser insensible con los animales. Y no es cierto nada más lejos de la verdad .
Me gustan los perros y es posible que acabé teniendo uno. El día que vaya a vivir al campo.
Ese es mi sueño, lucho para que se cumpla con todas mis fuerzas pero soy consciente que al final, es al destino a quien le toca decidir.