Si el sol se tornase del color de la sangre,
y el cielo, ante esto, de negro se cubriera
por tanto dolor;
estoy segura que ni aunque el agua
se volviera amarga en tus labios,
te percatarías de cuánto daño
has causado a este corazón...
Que hoy late sin querer moverse,
pues como roca ha quedado:
duro, frío, pálido...
Un corazón sin una gota de color...
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meny*
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