A tu edad,
la luna es un círculo de imaginación centellante,
trazando caminos benignos,
colmados de paz y juegos,
la lluvia es un canto irresistible,
provocando la abundancia de los sueños,
para hacer brotar en tu travesía,
la suavísima ternura de la inocencia.
Transitas libre por el tiempo,
sin la tiranía déspota de los calendarios,
sin miedo a los tropiezos,
sin temblores en las manos.
con la dirección de tus propias pisadas.
esparciendo tus alegrías.
Sobre el viento que agita los árboles,
tu sonrisa transforma la vida.
A tu edad,
la abundancia se refleja en el alma,
entre juegos y deportes, ideales y aspiraciones,
como gritos grandiosos del espíritu,
henchidos de amor y esperanza,
cual semillero de ilusión,
venciendo altivo las dudas.
Transita lejos,
a donde te lleven los sueños,
conquistando la virginal montaña,
reposando en la frescura del río.
Ambiciona alas de mariposa
para flotar sobre nubes,
y alcanzar las alturas,
que la humildad te promete.
Abraza con fuerza tu raíz,
que te acrecienta y sostiene,
para que cubras con tu sombra,
a tu hermano pequeño,
y le muestres la vereda,
que los lleve a los sueños.