Toma el violín.
Con el deseo intacto de descargar energía.
Búscate un cable a tierra en la madera,
aprende nuevas lenguas
recostado sobre el traductor.
Quisiste que entendieran
y las palabras no bastaron para comunicar
los sentimientos, la música,
la queja de especies subterráneas
depuestas en un aullido crónico.
La percepción te hace vulnerable.
Como yo, no puedes ser indiferente.
La percepción nos hace vulnerables,
el blanco de los guardianes.
Toma el violín.
Tocarlo es morderlo
con un lenguaje esperanzador
para el planeta.
Quiero que podamos escuchar
Que actuemos después del torbellino
durante el silencio nostálgico de la pausa.
Decidir, entonces, qué hacemos con el silencio.
Recogerlo de pasas de la mirada envejecida.
Hacerlo vibrar nuevamente en el violín.
©JLGalarza
Poema selecto
Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.
Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.
¡Digo que el hombre debe serlo!
(aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín)
Pintura de Rafal Olbinski.