Dijeron:
Esté atento a sus esquinas,
por ahi andan
los vagos y los locos.
y me arrime a tu locura,
me enamoré de tu barullo
del potrero dominguero,
con gritos en guarany,
plaza de todos los días,
con charcos
embarrando hasta el alma.
Del humo negro y los lunfardos
que vieron florecer esperanzas
y estrellarse corazones
vinos y veladas
meriendas, mateadas y carnavales,
por veces puro corazón,
otras puro hígado,
pero nunca la tibieza.
Indeleble e inolvidable,
sencilla y compleja,
dura y amable,
donde pasean manos callejadas
y extranjero es el chetaje,
ni más ni menos que un hogar