Somos olvido en la vastedad del tiempo,
una efímera chispa en la eternidad,
destinados a brillar y a extinguirse,
un relámpago sin tormenta ni trueno.
En el olvido donde yace la muerte,
en el hoyo inmenso de la misma nada,
en el silencio gris de tontas memorias,
y sin poder de acción, la suerte está echada .
Olvido y memoria temblando en un lazo,
vana existencia temporal, feneciendo.
Los recuerdos perdidos en cada paso,
dejar un puerto abierto, dejar legado.
La memoria es humo volando disperso,
desvaneciendo sutil junto al legado,
desaparecer en el progundo cielo,
un río de huellas perdidas pereciendo.
No es necesario ser revolucionario,
cada acción puede tener un gran impacto,
tal vez la sonrisa, una mano extendida,
marcar la diferencia será un buen pacto
Puede que el individuo sea olvidado,
mas su legado sigue vivo y presente,
transmitiendo fielmente de la memoria,
ser parte de una historia, imperecedente.
El legado es la memoria colectiva,
el testimonio, nuestro aporte vital,
la luz de faro en la vastedad del tiempo,
un eco que no se perderá jamás.
Y condenados a la muerte impiadosa,
el olvido nos asecha en esa esquina,
ser fina estela en el universo eterno,
brusca colisión de olvidos insurrectos.
A.B.A. 2023 ©
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires - Argentina
Fotografía tomada por Jeff Widener,
fotógrafo de la agencia AP.