La primavera viste de belleza los cerezos,
y ella, sencillamente era primavera y yo
no era ni poeta ni cerezo, pero el destello
de poesía en sus ojos me inmortalizo el alma con el ritmo de sus pasos...
¡A dónde van las palabras y rimas
cuándo escribirle quiero versos!
Ella sencillamente es poesía y más,
pero yo no soy un poeta como esos
que expresan el alma en unas cuantas líneas...
Tengo una batalla aquí dentro
porque escribirle quiero
y está claro que busco y no encuentro
tinta en el tintero.
El estéril corazón marchito parece estar...
Se ha prolongado el verano y
escribirle al viento es en vano,
como las sombras que pasan queriéndose abrazar.