La mejor manera de aceptar el final, es aceptarlo desde el inicio.
Me quedo aquí esperando por tí, esperando alguna vez dejar de esperar, alguna vez dejar de esperarte a tí.
Es la duda entre ser nada y serlo todo, es la tranquilidad que se rompe al no poder olvidar, el sufrir por recordar.
Aún recuerdo cuando conocí la fragilidad, lo débil que es amar, lo que significa confiar en alguien más.
Y es porqué enseña a valorar lo que se tiene y lo que no, a las malas y a las buenas, al pasado y presente que parece que jamás existió, a valorar lo que tenemos y perdimos, quizás, a valorar lo que existe o jamás existió.
Tú siempre al borde del abismo, pero yo contigo siempre estuve al borde del paraíso, aunque jamás lo crucé, no lo supe en ese entonces, tal vez tú ya hace mucho lo podías comprender.
Relaciono más la paz con la muerte y a la angustia con el presente.
Todos alguna vez quisimos estar muertos Porqué también la angustia es lo que nos hace sentir más vivos.
Todo nos puede dar paz, es como una trampa, una falsa realidad o parte de la verdadera felicidad.
Existe la paz en el abismo al igual que en el paraíso, en los sueños y en la muerte, cuando el sufrimiento se va, incluso cuando abrazamos sin más.
A veces dejamos que la paz nos consuma, dándonos la condena de sufrir más cuando no esté cerca, y temer que jamás vuelva o dejarse caer cuando creas que ya llega.
A veces simplemente quieres que te la regalen, a veces ni la sientes aún teniéndola de frente.
Pero es diferente, es temporal, como una recompensa que te puede hacer mal, no siempre es así, pero a veces lo será.
La paz es sana cuando es parte del final, no del inicio del final, hablo del final que nos hace recomenzar.
Porqué es casi inexistente esa línea que separa a la medicina del veneno, porqué tal vez son lo mismo por momentos.
Preocuparse por la sanidad mental de alguien puede ser terrorífico como también un gesto de amor muy lindo.
Lindo y doloroso cómo lo es amar sintiendo altruismo para terminar haciéndolo con egoísmo.
Lo que es sufrir de apego, lo que es cegarse para evitar el miedo, lo que es evadir el dolor mintiendo, lo que es sentir paz olvidando al mundo entero.
Tan fácil como decir que si cruzaba al paraíso tú caerías al abismo, tal vez eso nos pasó, tal vez ese fué el verdadero terror que a todo tu interior asustó.
Amor amargo, dulce y amargo, si no está en el inicio nos la encontraremos al reinicio, al recomenzar conociendo lo que hace mucho nos hacía falta conocer.
Alguna vez escuché que no importa cuánto cambies ni cuánto bien le hagas al mundo, siempre habrán acciones que no podrán ser perdonadas, y aceptarlas es el camino que nos dará la paz que antes no pudimos encontrar.