Algún día volveré
hasta tu puerta, mi amor,
te robaré el corazón
serás mi eterno placer;
renacerá en esa piel
lo que dormido quedó,
se pintará el arrebol
del placer que yo sembré;
y hallaré la eternidad
en tus labios de ternura
y mis promesas de amar,
serás la luz que me alumbra,
esa gran felicidad
mi incomparable fortuna...