A veces somos almas vacías
con susurros clandestinos
voces sin nada de armonía
hasta el atardecer resistimos.
La bella melodía perdimos
para entonar necedades;
montones de palabras frías
se conjugan en veleidades
que atormentan la armonía
de los que no piensan igual;
no hay luz ni brillo en el alma
de los que tropiezan erguidos
la oscuridad es su calma
en camino injusto y desigual.