Adoro mi piel mojada sobre la tuya,
Tu figura deleitante detrás del mesón de la cocina.
Adoro mis marcas en el comedor, la sombras de la pasión.
Y esa paz que fascina.
Adoro, además, tus manos suaves en los rizos,
La alarma a las seis de la tarde,
Tu calma, tu amor, tus ganas.
Adoro los acordes que arden,
Lo sensible, tu intelecto, lo cobrizo de tu perilla.
Adoro los momentos sencillos, cotidianos,
Esos ojos aguaditos, labios húmedos.
Tu aroma inefable en mis pasos.
¡Qué deleite tu risa!
¡Qué fortuna tu voz!
Adoro tu querer feroz.
Te adoro temprano en la mañana,
En los crepúsculos, ocasos y noches.
Bajo la tenue luz del alba, mis sueños y mis nubes:
Adoro...